lunes, 18 de agosto de 2008

Mis espacios (II)

Desde la ventana de mi casa no veo la linea del horizonte. Solamente me encuentro con fachadas que se comen al cielo, que lo engullen.

En mi calle no se jugaba de pequeño; pasaban los coches. Y siguen pasando.

Sin embargo, me gusta la ciudad. Aunque necesite escaparme de ella de vez en cuando, para poder volver a ella, y entrar en ésta viendo el Pilar de lejos, y estremecerme de una manera casi infantil.

4 comentarios:

javi dijo...

mi madre pasó su infancia jugando en la calle cervantes donde sus padres se habian alquilado un pisito hasta poder comprarse uno.
En los años 60 parece que se podia jugar tranquilamente ya que no habia coches y estaba sin asfaltar. o si no te podias divertir viendo pasar el tren entre las huertas de la avenida goya.

p.d. ahora es todo hormigon, hasta los caminos que nos llevan a la libertad

la-dydai dijo...

Yo tuve la suerte de poder salir a jugar en la calle cuando pequeña y todos los vecinos lo hacíamos... Ahora se está perdiendo esa costumbre de la vida en la calle y es una verdadera pena porque forma parte de nuestro carácter mediterráneo.
Un besote!

artimaña dijo...

Yo tuve la suerte de poder jugar en la calle, correr, saltar, la suerte de criarte en el campo. Ahora sólo veo coches y gente bastante estresada, pero para mi queda ese recuerdo de la infancia.
P.D, yo también me emocionó cuando llego a Zaragoza y veo el Pilar, aprece tonto pero pasa. Como me gusta el Pilar.
Besos

Anónimo dijo...

YO recuerdo cuando apenas aparcaban coches en la placita detras de mi casa, ahora la gente se queda raos esperando a que alguno salga...¿quien dijo que era necesario tener 3 coches por casa?
Esa sensación de nerviso en la barriga que senti la primera vez que volvi a Zaragoza, es la que me hizo darme cuenta de lo que se quiere a esa ciudad, no se si por ella misma o por lo que contiene....