domingo, 7 de diciembre de 2008

Una mañana de Domingo como otra cualquiera,

Ven; acércate. Ayúdame.

Porque en la vida hay miles de cosas bellas. Millones. Y una de ellas, quizás la más bella, eres tú.

Necesito que me abraces, necesito que me necesites. Quiero que te aproximes poco a poco, y que vaya descubriendo poco a poco hasta la última nota de tu aroma.

Méceme entre tus brazos, ofréceme seguridad, lima mis imperfecciones.
Camina junto a mi, que yo te escucharé...

4 comentarios:

artimaña dijo...

Que bonito lo que escribes Javi, me has emocionado.

javi dijo...

se esta convirtiendo en todo un lujo el entrar y ver que te has decidido a dejarnos un pensamiento tuyo. Un abrazo y publica mas que estare encantado de leer tus reflexiones.

Anónimo dijo...

Precioso, como tu.
Bea

Iris Aguilera dijo...

solo nos queda esperar que el reloj decida continuar...
iris.